La colección de Tommy Hilfiger Primavera Verano 2025 es un poema absoluto a la ciudad que vio florecer a este diseñador y su estilo; pilares indiscutibles de la visión americana que ha aportado Estados Unidos al mundo entero.
Para empezar, el venue. El desfile se celebró a bordo del MV John F. Kennedy —el cual se conocía anteriormente como el Ferry de Staten Island—, exaltando no nada más el amor de Tommy por el estilo de vida náutico, revitalizado con audaces códigos marítimos en los característicos rojo, blanco y azul de la marca, sino también haciendo un sutil y bien pensado homenaje a los símbolos de Nueva York —¿quizá del país entero?— que se traducen finalmente en tres pilares importantísimos. El sueño de libertad, la búsqueda por nuevos horizontes y la diversidad que nos rodea día con día; siendo esta última sumamente rica, emocionante y necesaria. De fondo, el puente de Brooklyn; a lo lejos, la majestuosidad de Ellis Island; en lo inmediato, un ferry que guarda la memoria de una ciudad en constante transformación.
Inspiración y estilos de Tommy Hilfiger Primavera Verano 2025
La colección presenta rayas de camisas bretonas e ítacas inspiradas en la herencia de la navegación. Las chamarras de regata de archivo y los pantalones utilitarios están diseñados para ser ligeros y fluidos, confeccionados con nailon de tela de vela y algodones arrugados.
Los pantalones capri se cortan en una variedad de colores lisos y cuadros y se combinan con tejidos de pescador de gran tamaño. El estilo prep clásico se renueva con chamarras universitarias en una interacción de lino y cuero, chinos con dobladillos inspirados en la cubierta y pantalones cortos náuticos con doble pinza. Inspirada en la comodidad del camarote del capitán, la sastrería suave le da un toque sartorial a los blazers deportivos de club, polos tejidos a mano y gabardinas deconstruidas.
Wu-Tang Clan en el desfile de Tommy Hilfiger
Raekwon, Method Man y Ghostface Killah de la emblemática banda de rap de Staten Island ayudaron al diseñador a cerrar su desfile. Un gesto que nos habla del presente de la firma y su poder, pero también del impacto cultural que ha tenido. En los años 80 y 90, Hilfiger era —y es— un gran sinónimo de estatus al que incluso las contraculturas no podían rehusarse.
¿Estás listo para subir a bordo?
